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miércoles, 4 de agosto de 2010

TANGO - POESÍA TANGUERA - LUNFARDO - LUNFARDO LITERARIO - VARES - LENGUAJE -

TANGO - POESÍA TANGUERA - LUNFARDO - LUNFARDO LITERARIO - VARES - LENGUAJE - LITERATURA - GAUCHESCA - BORGES, JORGE LUIS -
La poesía tanguera (II)
Enviado por: "canugi Yorugua" canugi@yahoo.com canugi
Mar, 3 de Ago, 2010 11:18 pm
.FORO rodelu

Georgie, Evaristo, Celedonio y Homero: la poesía tanguera (II)

Susana Ibarburu Uno de los ejes de la construcción del arrabal porteño es el del lunfardo, como forma de expresión. Quizás

por atenerse a diferentes definiciones del término, la controversia a partir de las opiniones de Borges llega a negar el

papel del lunfardo en el habla popular

El lenguaje del arrabal
Dice Idea Vilariño:

Aquel mundo "no sólo fundó, impuso, un estilo de vida y un sistema de valores, asumiendo su diferencia y reivindicándola,

sino que creó una música auténtica, de profunda hermosura; una coreografía que, según Vega, fue una verdadera revolución en

la danza; una lengua y una literatura propias que llegaron y se comprendieron en todos los ámbitos de la lengua española y

que han matizado nuestro hablar diario y hasta nuestra escritura."

<…>

Pese a la esencial adopción del habla corriente, del habla del hombre común <...> además de omitir casticismos y

"españolismos" y las expresiones y el vocabulario gauchescos <...> omite las deformaciones más burdas, los términos

groseros y cuanto pueda resultar sucio u obsceno, o meramente picaresco, especialmente en lo que tenga que ver con la

mujer. Esta actitud, delicada, digamos, pudo responder en los comienzos a la necesidad de quebrar la "prohibición" , de

desmentir los prejuicios, de alejarse, por ejemplo, de la grosería de aquellos títulos de los comienzos <…> Sin renegar de

sus barrios, de sus ambientes, de sus personajes ni de sus circunstancias el tango cuidó la manera de decirlo, aunque no

fue suficiente. Pero pudo ser también un cuidado de carácter artístico, literario.

Seguramente a esto responde otro carácter: la deliberada asunción de un lenguaje, de un vocabulario, de una sintaxis y de

figuras de dicción que correspondan al asunto que se canta. Si bien es cierto que cualquier situación o personaje o

sentimiento –y esto a cualquier nivel literario- puede cantarse en un castellano depurado, lo habitual es que el lenguaje

se pliegue a su asunto. Aclaremos que la elección se hace también, y antes, por géneros musicales. Cualquiera de estos

autores, en caso de escribir un vals, lo hacen invariablemente y siguiendo la tradición del vals, de manera más delicada y

más "poética" <…> Algunos autores prefieren uno solo de los posibles lenguajes, como José María Contursi que,

distanciándose en esto –no en sus temas- de su padre, jamás da entrada en sus tangos a ninguna palabra o expresión

callejera. Pero lo corriente es que aquella adecuación, aunque se dé no más que en matices.

El papel del lenguaje, y su relación con la literatura, es planteado en forma particularmente clara por Amir Hamed, que

dice:

"Es inevitable subrayar con respecto a la literatura de esta zona, que el Río de la Plata, a partir de géneros poéticos

origina dos lenguajes. El siglo diecinueve asistió, en el Plata, y más particularmente, en esta Banda Oriental, al

nacimiento del primer género netamente "hispanoamericano" : la poesía gauchesca. Es decir, nace con la independencia o,

como prefieren algunos llamarlo ahora, con la descolonizació n. Ve la luz en el momento en que el territorio, en el orden

temporal, se delimita y separa con respecto al tiempo y al orden previos, a la colonia. A comienzos del siglo veinte,

cuando, en virtud del interminable arribo de inmigrantes, el Río de la Plata asistirá al nacimiento del tango. Estos dos

lenguajes hacen a una peculiaridad de la zona y se encuentran interrelacionados, ya que, como ha mostrado Josefina Ludmer,

el heteróclito lenguaje tanguero hace eclosión en las orillas de las ciudades, que son márgenes donde se conjugan la lengua

de los inmigrantes con el desafío heredado de la gauchesca. El caso uruguayo, inclusive, requiere un nuevo margen de

distanciamiento, dado que, ya a mediados del siglo pasado, se había consolidado una tradición poética urufranca o franco-

uruguaya, de la que ya participaban Isidore Ducasse y Jules Laforgue, lo que equivale a decir que, antes del modernismo,

Montevideo había lanzado poesía de ésa "cosmopolita" que Darío perseguía (cuando tenga que encontrar "raros" que lo

legitimen, Darío rescatará a Lautréamont). Tres lenguajes, por lo tanto, son los que la escritura genera y de los que se

retroalimenta. "

Uno de los ejes de la construcción del arrabal porteño es el del lunfardo, como forma de expresión. Quizás por atenerse a

diferentes definiciones del término, la controversia a partir de las opiniones de Borges llega a negar el papel del

lunfardo en el habla popular.

El DRAE lo define así:

1. m. Habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de clase baja. Parte de

sus vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron en el español de la

Argentina y el Uruguay.


Dice ABC tango:

Si bien hay distintas posturas en cuanto a la elección de los términos pertenecientes al lunfardo, la mayoría coincide en

que esta jerga es un repertorio de términos traídos por la inmigración durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta el

estallido de la primera gran guerra.

Tradicionalmente, el lunfardo suele ser considerado como una lengua argótica inventada por seres marginales. Según esta

teoría, era originalmente un lenguaje en código entre los delincuentes, para poder comunicarse entre sí por entre las rejas

de la cárcel.

En realidad, el lunfardo nace en los barrios pobres, debido a la convivencia forzada entre inmigrantes y nativos.

La estructura del lunfardo se nutre de la sustitución de sustantivos, verbos, adjetivos e interjecciones castellanas por

términos, a los que se les cambia el significado, provenientes de la germanía, del caló, del italiano y sus dialectos, del

francés, del portugués, del inglés, de las lenguas indígenas y hasta de palabras hispánicas a las que se les da un sentido

que nada tiene que ver con el original.

Un elemento auxiliar del lunfardo es el vares, o sea la pronunciación de las palabras cambiando el orden de las sílabas:

tango es gotán, bacán es camba, viejo es jovie, cabeza es zabeca y así sucesivamente.

Borges (citado por Salas):

"Arrabal es demasiado contrastes para que su voz no cambie nunca. No hay un dialecto general de nuestras clases pobres: el

arrabalero no lo es. El criollo no lo usa, la mujer lo habla sin ninguna frecuencia, el propio compadrito lo exhibe con

evidente y descarada farolería, para gallear. El vocabulario es misérrimo: una veintena de representaciones lo informa y

una viciosa turbamulta de sinónimos lo complica. Tan angosto es, que los saineteros que lo frecuentan tienen que inventarle

palabras y han recurrido a la harto significativa viveza de invertir las de siempre. Esa indigencia es natural, ya que el

arrabalero no es sino una decantación o divulgación del lunfardo, que es jerigonza ocultadiza de los ladrones. El lunfardo

es un vocabulario gremial como tantos otros, es la tecnología de la furca y la ganzúa. Imaginar que esa lengua técnica –

lengua especializada en la infamia y sin palabras de intención general- puede arrinconar al castellano, es como trasoñar

que el dialéctico de las matemáticas o de la cerrajería puede ascender a único idioma. Ni el inglés ha sido arrinconado por

el slang ni el español de España por la germanía de ayer o por el caó agitanado de hoy. <…> El arrabalero, por lo demás, es

cosa tan sin alma y fortuita que las dos clásicas figuraciones literarias de nuestro suburbio pudieron llevarse a cabo sin

él. Ni el entrerriano decidor José Sixto Alvarez ni el entrerriano un poco chacotón y un poco triste que en todos los

recuerdos de Palermo sigue colaborando, el ya genial muchacho Carriego, le dieron su favor. Ambos supieron el dialecto

lunfardo y lo soslayaron …<…> El pueblo de Buenos Aires –nada sospechoso, como es, de remilgos de catecismo- jamás

versificó en esa jerga. Las milongas, que fueron la sobradora y díscola voz de los compadritos, nunca la frecuentaron. Eso

es natural, puesto que una cosa fueron los compadres de barrio –el cuarteador, obrero o carnicero que apuntalaba esquinas

por esas calles de Balvanero o Montserrat- y otras los forajidos que matreriaban por el bajo de Palermo o hacia la Quema.

Los primeros tangos, los antiguos tangos dichosos, nunca sobrellevaron la letra lunfarda: afectación que la novelera

tilinguería actual hace obligatoria y que los llena de secreteo y falso énfasis. Cada tango nuevo, redactado en el

sedicente idioma popular, es un acertijo, sin que le falten las diversas lecciones, los corolarios, los lugares oscuros y

la documentada discusión de comentadores. Esa tiniebla es lógica: el pueblo no precisa añadirse color local: el simulador

trasueña que lo precisa y es costumbre que se le vaya la mano en la operación. Alma orillera y vocabulario de todos, hubo

en la vivaracha milonga; cursilería internacional y vocabulario forajido hay en el tango.


Pero nos interesa, más que discutir si el lunfardo fue o no el habla del arrabal, considerar cómo se incorporó a la letra

del tango y, posiblemente con ayuda de la letra del tango, al lenguaje de estos pagos, como argentinismos o uruguayismos.

Esta incorporación del lunfardo ayudado por una poética da un vistazo sobre el lenguaje como cosa viva que acompaña y

modela los procesos culturales y sociales.

Para Luis Soler Cañas (citado por Salas):

"El lunfardo, ya se sabe, no constituye un idioma, sino un vocabulario" <…> "ese individuo se expresa según los moldes y

mecanismos de nuestra lengua madre e incluso utilizando sus voces, pero apelando con preferencia y en forma mayoritaria o

predominante a los vocablos y giros de extracción o de circulación lunfarda. El solo vocabulario lunfardesco, sin el

soporte y las bisagras del castellano, no habilita a nadie para expresarse, salvo que lo haga muy rudimentariamente… ".

Para Balsas, como para Soler Cañas el lunfardo no es una lengua -puesto que nadie lo habla- sino un vocabulario.

Es masculino, juvenil, urbano.

No es privativo del hampa, sí orillero.

Está compuesto por préstamos de italianos (varios), argot (apache, bistró); furbesco (apoliyar, bufoso); caló (gil, parné);

germania (runfla, taita); afronegrismos (quilombo, capanga).

Los préstamos se mueven dentro de los segmentos de un idioma: "de jerga a jerga, de jerga al nivel familiar, de dialecto a

lengua general, de nivel de lengua a otro nivel de lengua, etc..

Balsas usa la forma en que se incorporan vocablos del lunfardo en el habla del Uruguay, como ejemplo de ese proceso

lingüístico:

"La Academia Nacional de Letras, al respecto, en su tarea de preparación del "Diccionario del español del Uruguay", obra en

curso, actúa muy claramente: reúne el vocabulario no académico y lo distribuye en niveles tales como el normal, el

familiar, el popular y el vulgar. Y lo interesante de esta posición es que las voces del lunfardo que circulan abiertamente

en el Uruguay no son rotuladas como lunfardismos –rotulación que convertiría al lunfardo en un nivel más–, sino que se

analizan para comprobar su empleo y, a partir de eso, se reparten entre los cuatro niveles indicados. De más está decir que

el nivel normal no cuenta casi con integrantes. Como ejemplo casi solitario, puede proporcionarse el verbo enchastrar

(usado como transitivo o pronominal, según las necesidades de la expresión).

<…>

"Precisamente en estos parajes alejados mucho o poco de Buenos Aires, se produce una fusión natural con las palabras y

expresiones propias de ellos, lo cual no origina un neolunfardo, un semilunfardo, un lunfardoide ni cosa parecida"

<…>

"La suma de cientos y cientos de dicciones ajenas al español o cercanas a él por el caló y la germanía se amasó en una

unión solidaria y, seguramente sin tener nadie conciencia de su futuro, se internó en la mar del habla cotidiana entre la

gente de pueblo. De ahí en adelante, el lunfardo creció y llegó hasta hoy, como un conjunto de herramientas expresivas que

lo hacen muy notorio en el panorama general del español de América."

"El lunfardo necesita el soporte de muchísimos vocablos del español. Sería muy compleja la exposición de las ideas si se

quisiera solamente valerse de lunfardismos; por eso, el maridaje de voces del idioma de base (el castellano) y de cualquier

vocabulario especial, jergal o no, es ineludible.


Para Gobello, cuya definición analiza y acepta Balsas, la definición de lunfardo es la de un

"Vocabulario compuesto por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposición al habla general"

<…>

"El lunfardo podría ser considerado algo así como un repertorio de voces extranjeras; en términos lingüísticos, una

acumulación de préstamos"

" "no siempre hablan italiano, muchas veces sólo conocen sus propios dialectos <…> Esos

dialectos son escuchados por los compadritos en los lugares de diversión, donde se produce la promiscuación de la población

local y la inmigrada. En una ciudad donde la población masculina <…> supera ampliamente la femenina y donde esa

desproporción se da, principalmente, en la población de condición modesta, diversión y prostitución son poco menos que la

misma cosa. Las academias, casinos, piringuindines y cafés de camareras, a los que concurrían por igual compadritos e

inmigrantes, no eran sino lupanares, patentados a veces y otros clandestinos. No debe sorprender, entonces, que algunas

voces dialectales italianas, antes de pasar al lenguaje coloquial del compadrito, se insertaran en la jerga de los

rufianes"

"Los amigos del tango se regodean todavía con las viejas letras guarangas, nacidas cuando el jopo era patente de hombría y

el taquito militar redoblaba, viril, en la noche porteña. Aquel vocabulario cosmopolita, menos hijo de la cárcel que de la

inmigración, resistió a pie firme el sostenido embate de los gramáticos y la pituquería intelectual. Con él cantó la musa

arisca de Villoldo –cuarteador, poeta, mito- y canta todavía la ciudad por las esquinas, en las noches ya sin compadres ni

cuchillos. A ese lenguaje que parece forjado para la caricatura y que, sin embargo, puede expresar esta angustia:

`Campaneando un cacho `e sol en la vereda' le ha quedado por nombre `lunfardo' que textualmente equivale a lenguaje de los

lunfas o lunfardos. Como homenaje es excesivo. Los lunfardos acuñaron, en el ocio de las cárceles, con travieso concepto de

la sinécdoque, tal vez algunas docenas de palabras…<…> Sólo una decidida vocación arqueológica podría reconstruir ahora

aquel "idioma del delito" … "Otra cosa es el lenguaje porteño: las casi mil palabras de un vocabulario cosmopolita a que

sólo por un insufrible complejo de pedantería estética se podría renunciar. En él se confunden muchos idiomas, cultos o

incultos, comenzando por el español más rancio. Incluye, asimismo, nunca rechazados argentinismos. A propósitos de estos,

ya advertía lúcidamente Dellepiane que "no deben confundirse las voces lunfardas, las creadas por los criminales para su

uso propio pero que a veces suelen popularizarse, con los argentinismos' (bolada, bolearse, titeo, macana, macanudo, etc.)

<…> Profesado por ciertos letristas de tango, o por saineteros devotos de la taquilla, el lenguaje porteño puede derivar

con facilidad –y deriva- hacia la jerigonza. Muchas veces es ciertamente caricaturesco, pero sólo porque busca la

caricatura (con un café con leche y una ensaimada vos te venís pa'l centro de gran bacán') otras logra condensar una

insólita poesía…<…> no me propongo, sin embargo, la apología del lenguaje porteño, al que finalmente habrá que llamar

lunfardo o lunfardía, como llamamos América al continente de Cristóbal Colón…

Sobre el papel de la literatura en la creación del lunfardo dice Horacio Salas:

"Ni es cierto que el lunfardo haya sido jerga exclusiva de delincuentes, ni parece razonable eludir los aspectos que en un

comienzo le dieron características de lenguaje del hampa. Lo real es que el conjunto de voces que en sus inicios parece

haber sido código secreto de maleantes, procesados y condenados, pasó rápidamente a las capas más bajas de la población

ciudadana, se mezcló con los múltiples vocablos aportados por la ola inmigratoria, y que de esa mixtura surgió una suma de

palabras que con el tiempo se integraría al habla cotidiana de los argentinos, al menos de los asentados junto al Río de la

Plata"

<…>

"Resulta necesario destacar que ya en la primera década del siglo las creaciones producidas por el lenguaje lunfardesco no

pertenecían al mundo del hampa, sino a la producción verbal de los sectores populares que enriquecieron su habla con el

acopio de nuevos vocablos, así como de metáforas creadas por el ingenio anónimo. Se incorporaron indigenismos, términos

campesinos y también las puras creaciones de los autores teatrales que inventaban palabras de acuerdo con las necesidades

de los textos. Como resultado se produjo en el mundo del sainete una relación intertextual en la que a veces, frente a un

vocablo, a la distancia, resulta difícil saber si se trata de acopio de términos de la calle o de una mera invención de

dramaturgos. "

<…>

"Según señalaron tanto Gobello como Soler Cañas, al lunfardo literario corresponderí a llamarlo lenguaje lunfardesco y que,

tal como al lenguaje de los gauchos literarios que los verdaderos gauchos nunca hablaron, se lo llama "gauchesco", este

lunfardesco es patrimonio de escritores que jamás ejercieron la profesión del delito. Con "La crencha engrasada" de Carlos

de la Púa, el género llega a su máxima altura." <…> "Borges publicó un artículo elogioso sobre "La crencha": sostuvo que

algunas composiciones `pueden hombrearse, sin desdoro para el conventillo nativo, con las más encrespadas jácaras de

Quevedo'" De la Púa había dedicado la segunda parte del libro `a mis rivales en el cariño a Buenos Aires: Jorge Luis

Borges, Raúl González Tuñón y Nicolás Olivari"

Para Luis Soler Cañas, Orígenes de la literatura lunfarda, Ediciones Siglo X (citado por Salas):

"No se sabe cuándo, exactamente, comienza a difundirse la producción versificada en lunfardo a través del periodismo y de

los folletos ultrabaratos destinados al consumo de la gran masa popular. Me refiero, claro está, a la producción de autor

más o menos identificable –no siempre lo fueron- que por tales medios de comunicación se divulga desde fechas, repito, que

no se pueden establecer, y que deben fijarse por lo menos en la última década del siglo XIX. La difusión a través de

folletos en que a veces se entrevera el lunfardo con el cocoliche y con el gauchesco, se efectúa en forma más o menos

regular por espacio, calculo, de unos treinta a cuarenta años."

El lenguaje en las letras de tango

Señalan Lignelli y Lifchitz en ABC tango:

Según Daniel Vidart, hay tres tipos de lenguaje empleados en la creación de las letras de tango: el popular, el culto y el

lunfardo.

El lenguaje popular es el que se usó en las primeras letras de corte orillero; este lenguaje tiene una inventiva

particular, muy gráfico y alusivo; metafórico e irónico; y siempre novedoso porque el orillero es un incansable renovador

de su pintoresco léxico.

Vidart asume que los lingüistas llaman lenguaje culto al que usan los estratos superiores de la sociedad, con lo cual

debería hablarse de lenguaje de las élites.

Desde ese significado equívoco, "el lenguaje 'culto' no es cosa frecuente en las letras del tango. Pasada la etapa ingenua

de los pirigundines y superado el ciclo lunfardesco del cabaret, el tango se convierte en el amplio receptáculo de la

inspiración popular. El lenguaje, pese a ciertas recaídas herméticas se aclara; los temas se multiplican" . El tango es

ahora un comodín que expresa las alegrías, tristezas, inquietudes, chabacanerías y los prejuicios del pueblo. Las letras

cantan a todas las instancias de la vida; las masas aparecen en ellas, junto con una ética, una estética, una sociología y

una metafísica populares.

En cuanto al papel de la letra de tango en la difusión del lunfardo, dice ABC tango:

"Lo correcto sería hablar de letras lunfardescas, escritas por autores que conocen muy bien el lenguaje y el ambiente, pero

que sin embargo no pertenecen a él.

<…>

... con la llegada de los primeros letristas cultos, el tango abandona su ámbito original y se ve obligado a disimular la

procacidad de sus primeras canciones. Sin embargo, el lunfardo resucita rápidamente, pero ahora en manos de compositores

ajenos al mundo delictivo que lo había engendrado. Las letras de Celedonio Flores reflejan los problemas del pueblo y la

moral del suburbio, utilizando el lunfardo que habla la gente ("Corrientes y Esmeralda", "La Mariposa", "Mano a mano",

"Muchacho").
FORO rodelu

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